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DR. Mário Henrique / TratamIentos
Aparato Urinario
La biopsia renal consiste en retirar fragmentos del riñón para análisis anatomopatológico. Ese procedimiento puede ser realizado de forma segura, a través de una aguja con la ayuda de la ultrasonografía y/o tomografía. Hay dos indicaciones para este tipo de procedimiento:
Investigación de enfermedades renales difusas. En estos casos, una muestra aleatoria (random) del riñón es obtenida para evaluación de las células con la finalidad de evaluar histológicamente, con técnicas avanzadas, como análisis por inmunofluorescencia y microscopía óptica. El procedimiento generalmente es solicitado cuando exista una investigación de alteraciones renales, como hematuria o proteinuria, sin otras etiologías.
Investigación de nódulos renales: En muchas situaciones, nódulos renales pueden ser evidenciados sin exámenes de imagen. El tratamiento del nódulo puede ser quirúrgico o por medio de técnicas de radiología intervencionista. En algunas situaciones, es necesario saber el tipo histológico del tumor renal para programar el mejor tratamiento para el paciente.
La ablación percutánea es una cirugía mínimamente invasiva realizada para tratar nódulos renales malignos (neoplasias), sin necesariamente realizar una cirugía abierta. El procedimiento consiste en introducir una aguja específica en el interior del nódulo, la misma es conectada a aparatos que pueden generar calor (quemar) o frío (congelar) las estructuras alrededor. De esta forma, las células malignas son destruidas, tratando los nódulos. Este procedimiento es realizado con el auxilio de la ultrasonografía y tomografía, para tener control del local exacto que debe ser tratado, aparte de lograr evaluar si el área tratada está satisfactoria, con márgenes de seguridad para evitar recidivas. Además de eso, el procedimiento es realizado con un equipo de anestesia, para una mayor comodidad al paciente. La recuperación generalmente es rápida, permaneciendo todo un día internado en observación.
Los quistes renales son alteraciones benignas que pueden aparecer de forma espontánea o relacionada a síndromes genéticas. En la mayoría de las veces, los quistes no causan síntomas y no necesitan tratamiento. Sin embargo, cuando crecen, pueden causar síntomas por efecto compresivo local o se infectan. En estos casos, se puede optar por realizar punción para análisis del material de estos quistes y si necesario, proseguir con infusión de medicaciones esclerosantes, para reducción del tamaño de los mismos.
El tratamiento endovascular de sangramiento renales es hecho por medio del cateterismo selectivo de arterias renales e identificación de la ubicación del sangramiento, seguido de embolización con agentes embolizantes, que puede ser desde micropartículas, pegamentos o micromuelles. El sangramiento renal tiene diversas etiologías, siendo los más frecuentes tumores renales malignos o benignos, sin embargo, pueden surgir luego de la realización de algún procedimiento, incluso biopsia, nefrostomía o litotripsia percutánea.
El tratamiento de obstrucción urinaria depende fundamentalmente de la etiología (causa) de la obstrucción. En la gran mayoría de los casos, el tratamiento con implante del catéter doble J por el urólogo resuelve la obstrucción, notablemente en los casos de cálculos renales/ureterales. Sin embargo, en las situaciones en que no es posible realizar el pasaje de ese catéter, se puede realizar el drenaje del riñón por medio del implante de un dreno, guiado por ultrasonografía y radioscopia. En tales casos, el dreno tiene el objetivo de derivar el acumulo de débito urinario, preservando la función renal. El procedimiento es hecho bajo sedación, con recuperación rápida del paciente. La posibilidad del pasaje del catéter doble J por la nefrostomía también existe, llamado de implante de doble J anterógrado. Cuando este procedimiento es realizado, la nefrostomía puede ser retirada.
El trasplante renal, así como el hepático, es una cirugía compleja, envolviendo la anastomosis de la arteria y de la vena real del donador con los vasos ilíacos del receptor, además de la anastomosis del uréter con la vejiga. Dependiendo del calibre entre los vasos del donador y del receptor, esas anastomosis pueden quedar muy estrechas (estenosis) y reducir el aporte de sangre para el riñón. Cuando eso pasa, existe la indicación de tratamiento, hecho por medio de la introducción de globos y stents que dilata la estenosis, aumentando el flujo de sangre para el hígado. Además de eso, puede ocurrir acúmulo de líquido alrededor del injerto, de varias etiologías, como hematoma, seroma, linfocele, urinoma. Ese acúmulo de líquido puede comprimir el riñón trasplantado y reducir la función renal, o incluso tornarse una fuente de infección. En estos casos, puede realizarse la punción guiada por ultrasonografía, para el diagnóstico del material acumulado, y dependiendo del aspecto del material, puede realizarse el drenaje
El Dr. Mário es médico egresado de la Universidade Estadual de Maringá (UEM), con residencia médica en Radiología e Imágenes Diagnósticas en el Instituto de Radiología (InRad) del Hospital das Clínicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo – HCFMUSP-SP.
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